sábado, 21 de marzo de 2009

Desorientaciones para una apreciación musical más contenta


Sobre apreciación musical

Esta entrada está en una tonalidad muy difícil. 
Como no nos parece muy adecuada para el alumno de E.S.O.,
puedes saltar al final y ver la conclusión para el alumno.

letra capitalo se nos ha ocurrido mejor modo de introducir el asunto de la "apreciación musical" que terciando en una polémica ya muy antigua sobre el lugar de la cultura musical, que engloba los aspectos históricos, sociológicos, tecnológicos, económicos,... muy eruditos (cultos) todos ellos, en los estudios obligatorios de música. Si incluimos aquí este texto no es para castigarte las neuronas, sino para cumplir nuestro compromiso de intentar introducir todos los materiales del curso.


El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, en su vigésima primera edición, nos ofrece las siguientes acepciones de la palabra "apreciación":
f. Acción y efecto de apreciar, poner precio a las cosas.
2. Acción y efecto de apreciar o apreciarse una moneda.
3. Acción y efecto de apreciar, reducir a cálculo o medida la magnitud o intensidad de las cosas.
Parece bastante claro que ninguna de ellas invita a añadirle suavemente el adjetivo musical. Sobre todo para los que entendemos que la música sólo existe como sustantivo. Nos referimos a la música real o efectiva, tal como la encontramos a nuestro alrededor, no a la música celestial o la música de las esferas (que no es música, que no suena).
Ocurre que, a nuestro juicio, la música sólo se aparece de verdad a quienes la buscan con esmero, realizando para ello un esfuerzo considerable. Y esa búsqueda sólo puede encontrar algo positivo mediante el trato cotidiano y disciplinado con los instrumentos musicales, apoyado en la asistencia a conciertos y las grabaciones, los textos y las partituras. Debido a su enorme dificultad, a menudo son necesarias las orientaciones de un maestro de música para no perderse en un mar sin orillas.
La música no es un saber comentar ni un escuchar que cada uno pueda disfrutar a su gusto; ese disfrute, por muy extendido que esté o muy popular que sea, tiene muy poco que ver con la música, en el sentido que nosotros pretendemos. Con esto estamos diciendo que el melómano que limita su afición a escuchar (o comentar) todavía no ha rozado la música.
La música es un hacer para iniciados (al menos dos). Y es un hacer que presupone varios saberes; de momento ya conocemos los siguientes: solfeo o lectura musical; técnica y repertorio de nuestro instrumento - flauta dulce para todos y sólo piano, violín, clarinete,... para unos pocos elegidos; teoría de la música; canto coral; conjunto instrumental,...
Y entonces: ¿Para qué este capítulo sobre apreciación musical?. ¿No estará vacío de interés y será inútil por completo para el estudiante de música?. Nuestra respuesta es, en parte, afirmativa: Este capítulo no forma parte de la música al mismo nivel que los otros que ya hemos mencionado.
Repetimos: ¿Y entonces para qué este capítulo sobre apreciación musical?.
Podríamos justificarnos diciendo: "Está en el programa de música que la Consejería de Educación nos obliga a dar a todos los alumnos de E. S. O."; o también podríamos decir: "Un objetivo muy importante del área de música, en la E. S. O. es formar a los alumnos para que sean el público futuro de las salas de concierto y entiendan las notas del programa", como han dicho otros. Pero no nos sentimos cómodos con estas respuestas, que nos parecen muy groseras e indignas de un maestro.
La cuestión es muy difícil de ontestar. Haría falta escribir un largo tratado para poner en claro el asunto. Pero vamos a intentar, aunque sea muy modestamente, insinuar por dónde iría nuestra respuesta. Y lo haremos mediante una metáfora geográfica ("el archipiélago"), conscientes de que corremos el riesgo de cometer una gran injusticia al tratar asuntos tan graves (que nos conciernen a todos).
Ocurre que la música es una de las islas del archipiélago de las artes o técnicas y las ciencias (lingüísticas, matemáticas, físicas, químicas, biológicas, económicas...). Lo que rodea nuestra isla no es un mar de brumas y oscuridad, sino el resto de las mujeres y los hombres que, cada cual en su isla, se dedican a otros quehaceres, algunos de lo más útil y necesario; y también nosotros mismos, cuando aparcamos la música para dedicarnos a otras cosas.
Algunos vecinos, isleños matemáticos, gramáticos, ... vienen a visitarnos, mostrando gran interés y competencia en lo que hacemos en las clases de música. Y aunque no se dediquen profesionalmente, saben sacarle partido a su formación musical.
Pues bien: Creemos que el objetivo de nuestro comentario de audición, que es la apreciación musical puesta en ejercicio, es devolver esas visitas, poniendo a prueba la capacidad de nuestro hacer musical para tratar con buen juicio otras asignaturas. Por decirlo de otro modo: la apreciación musical no tiene por objeto la música, sino el universo entero que existe a su alrededor. La música no sería un objeto a valorar sino un observatorio desde el que podemos y debemos observar el mundo.
Tenemos que considerar después, pero no en menor medida, el hecho de la diversidad de lenguas, que son tanto vehículo de comunicación para las comunidades lingüísticas de referencia, como muros infranqueables de separación de una humanidad en dificultosa construcción.
La situación de la música real y efectiva es, en este punto, privilegiada, por su capacidad de atravesar las fronteras lingüísticas como ninguna otra creación histórica (salvando quizás las ciencias duras). Y esto no se debe olvidar nunca: Hacer música es también pisar sobre una plataforma ético-política muy potente, capaz de insinuar una comunidad de alcance universal (utópica por otros conceptos y en lugar destacado el idioma ).
Si varios cientos de millones de almas (por ejemplo: los que hablamos y pensamos en castellano) conseguimos algún día comenzar la construcción de una comunidad (con todo lo que conlleva: la crítica radical a los particularismos y al individualismo modernos), la música tendrá un lugar destacado, pero no para producir una unificación del saber (que no creemos posible ni deseable, aunque sea un proyecto que dura varios siglos), sino para perseverar en su ser actual: isleño, sí, pero inagotable; isla preciosa del archipiélago humano, admirable por siempre, pero ¡ay! ... por siempre en lucha a muerte de todos contra todos.
De ahí que nuestros comentarios de audición, aunque no sean música en sentido estricto, tengan su fundamento: La necesidad vital de entender y hacer entender a quien domine mínimamente nuestro idioma, un buen montón de Ideas necesarias para la convivencia humana (ideas tales como Verdad, Sentido, Libertad, Amistad, ...) que viven también en el interior de la música, no sólo en la gramática y la literatura, las matemáticas, la geología, la economía, etc...
Son las Ideas de la tradición filosófica, que no van referidas a las fieras (¡que también abundan entre los músicos!) sino a las personas (otros, más modernos, dirán: a los ciudadanos educados). Reivindicar para la música esos ideales, al nivel que nos resulte significativo, será lo que intentemos con nuestros ejercicios de apreciación musical, con ayuda del castellano y sin dejar ni un solo día de hacer nuestra modesta música. ¡Menuda tarea!, ¿verdad?.
Ya he avisado de que la respuesta iba a ser muy modesta.

Empezaremos por comentar las composiciones que hemos practicado con flauta a solo y en dúos y en las sesiones de canto coral y conjunto instrumental.

Conclusión para el alumno: Ordenar el cuaderno y añadir la portada "Apreciación musical" para colocar, numeradas por orden cronológico, las hojas correspondientes a las audiciones orientadas. En fin: Haremos los que podamos.

[En breve pondremos un modelo de ficha para las audiciones].

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